Dos semanas después.
Cerré la puerta del almacén de pruebas con una sonrisa. Al menos ya había conseguido dejar atrás las carcajadas que me sobrevinieron cuando recibí el paquete. Creo que nunca la resolución de un caso había dado un resultado tan inesperado.
Entonces me encontré con él esperando en el vestíbulo.
—¿O’Halloran? —saludé—. Te hacía ya en Londres, ¿qué te trae por aquí?
—Venía a traerte las novedades —respondió mi amigo estrechándome la mano—. Pero antes… ¿tienes por ahí algo de ese té que sueles preparar?
—Para ti siempre. Y más teniendo en cuenta que eres el único que no entra aquí preguntando por el café de Boniatus. Tardará un poquito en prepararse, así que… ¿qué me tienes que contar?
—El juez sigue sospechando que Gordon es el Ruby original; pero la jugada de Matheson ha obligado a reabrir el caso desde el principio.
—¿Y eso?
—Bueno, para empezar, Gordon tiene un nuevo abogado defensor. Y de los caros, esta vez; su caso ha llegado a ser lo bastante mediático como para que William F. Carlyle en persona se interese por él.
—No sé quién es.
—Te basta con saber que es bueno, famoso y rico, y que aceptará pro bono cualquier caso que crea que le mantendrá un tiempo en el candelero. La base de su defensa, como te imaginarás, es que ahora que se sabe que existe un copycat hay que verificar qué crímenes no cometió Gordon… con la esperanza, por supuesto, de determinar que es imposible saber si realmente cometió alguno.
—O sea que Matheson se ha salido con la suya.
—Pues hombre, sí y no. Matheson ha sido listo, ¿sabes? Cometió su crimen en España, donde ya no existe la pena de muerte, y será extraditado aquí. O sea que cumplirá su condena en prisión y saldrá de esta, más viejo pero aún con vida. Con todo, obviamente se le ha retirado la licencia y ahora será siempre recordado como un asesino, lo que en cierto modo perjudica, aunque sea un poco, a todos los casos que ha defendido con anterioridad.
—Salvar a un hombre para perjudicarse a sí mismo y a todos sus clientes.
—Raro, ¿verdad?
—Sin duda. Seguimos sin saber cuál era el famoso «bien mayor», ¿verdad?
—Y seguiremos sin saberlo mientras Gordon no quiera revelarlo. Parece que Matheson no mentía al decir que no lo sabía.
El silbido de la tetera nos sacó de nuestra conversación momentáneamente. Cogí dos tazas y le pedí que me acompañase a mi despacho, donde podríamos beber nuestro té con tranquilidad.
—Oh, te gustará saber también que nuestra vieja amiga Nuria Copano está haciendo campaña para la liberación de Peter Gordon.
—Un poco lo de siempre…
—No, no, Jack —interrumpió O’Halloran—. Campaña activa. Está recogiendo firmas por Internet, ofreciendo entrevistas a los medios de comunicación americanos, incluso se plantea crear una fundación.
Solté un silbido de asombro.
—¿Y qué dice su marido?
—Sabía que preguntarías eso. El marido la apoya al cien por cien. ¿De dónde crees que está saliendo la financiación para la campaña?
—¿Sabe el marido que está apoyando al exnovio de su mujer? ¿Al exnovio-sospechoso-de-asesinatos-en-serie de su mujer, me gustaría añadir?
—Lo sabe. Pero está completamente en contra de la pena de muerte, por lo que no le resulta difícil apoyar a su esposa en esto.
—Acojonante.
—Ciertamente.
El resto de la tarde lo dedicamos a rememorar viejos tiempos disfrutando de un té caliente tras otro. Mi encantadora Sata se nos incorporó poco después y estuvo interrogando a O’Halloran un buen rato acerca de su familia (para un investigador de la Sociedad del Misterio, “Bien gracias” no es una respuesta aceptable).
—¡Bueno! —dijo ella entonces—. ¿Se lo has contado ya?
—¿Contado el qué? —quiso saber O’Halloran.
—Me lo reservaba para el final, pero… bueno, supongo que este es un momento tan bueno como cualquier otro.
—¿Contado el qué?
—Te va a encantar, Bruce —dijo Sata abriendo la puerta del despacho.
Caminamos los tres hacia el almacén de pruebas. Pedí al agente Rabbit la llave y la introduje con cierta ceremonia en la cerradura.
—Ya sabemos qué ha sido de Matheson —dije girando la llave—. También me has contado lo que está haciendo Copano. ¿Pero qué sabes de Ashmoor?
—Por lo que sé no hay novedades. Sigue defendiendo la culpabilidad de Gordon, pero su gabinete de Relaciones Públicas no está emprendiendo ningún tipo de medida comunicativa al respecto.
—Es cierto, Ashmoor no está haciéndole contracampaña a Copano. Pero el caso es, bueno… Se ve que ha querido reconocer un poco nuestro trabajo.
—Y también enmendarse por cómo trató a Zalaya —terció Sata.
—Hoy mismo ha llegado esto por correo. Con una nota de gratitud firmada personalmente por Carlos Ashmoor.
Cogí de uno de los estantes una caja de cartón, algo más pequeña que un folio, envuelta para regalo. O’Halloran encontró el lugar por el que el papel había sido despegado para poder abrirla y, con sumo cuidado, extrajo su contenido.
No pudo evitar la misma risotada que solté yo cuando lo vi.
—¿Esto es una…?
—El ejemplar de Enero de 2008 —dije mientras mi amigo contemplaba asombrado la portada de una revista porno del año pasado en perfecto estado—. Que, mira por dónde, esa nos faltaba. Teníamos la de la segunda quincena, pero nos faltaba la de la primera.
—¡Increíble!
—Vamos a tener que contemplar la posibilidad de ir a intercambiar las que tengamos repes —comentó Sata con una sonrisa.
—Todo un detalle, eso se lo tenemos que reconocer.
—Elegancia británica, sin lugar a dudas —se rió O’Halloran.
Finalmente, mi viejo amigo se despidió de nosotros y cruzó de nuevo el umbral de la Sociedad del Misterio. Quién sabe cuándo volveríamos a trabajar con él. Quién sabe si, por fin, nos volveríamos a encontrar en un caso en el que Peter D. Gordon no estuviera involucrado.
Como no podia faltar, hemos conseguido otra revista para la colección xD
Ahora parece que está como más completo el almacén. Jajajajjaja!!!!.XD.
buenos días! el detective Raúl vuelve con un poco de chocolate!
***
pero que diantres! la revista de enero del 2008!!! por fin!!!!!!! ya era hora!!! jajaja
No dejo de estar muy contento a causa de este… «regalito», (o detalle), que el señor Ashnoor ha tenido a bien hacernos. Es grato ver que el almacén se está completando. XD
No obstante, y a riesgo de arruinar un momento de jolgorio y diversión, pero para añadir un pequeño misterio a esta entrada… ¿Cómo supo Ashnoor que nos faltaba la de la primera quincena de enero de 2008? Es decir, no creo que Jack le hable sólo para comentarle que nos falta tal revista, de tal mes.
A menos, claro; que el señor Ashnoor ya haya dado unas vueltas por la sociedad y haya tenido el gusto de pasar a revisar el almacén de pruebas. O bien, claro; que Jack sí le haya comentado el hecho de habernos perdido esa publicación.
¿No es sospechoso?
Nicolas, ¿no estarás sugiriendo que Carlos Ashmoor es AK?
Sé que he sido la que más ha dudado de él en este caso. Pero de ahí a considerarlo nuestra némesis…
Quizás haya una razón lógica para que supiera cual era el número que nos faltaba. Quizás cuando nuestro jefe de departamento habló con él, comentaron algo sobre nuestro curioso almacén de pruebas. Quizás Ashmoor también sea un coleccionista…
Lo que es seguro es que a este paso, nuestro almacén de pruebas va a ser famoso en el mundo entero. XD
Oh, no, no se me había pasado por la cabeza. A ver, pienso que la probabilidad de que sea A. K. está allí (nadie está exento de esa sospecha). (¡Acuso a Jack Rabbit de ser A. K.!). XD
Yo pensaba en que, quizás, el señor Ashnoor haya hecho una visita a la sociedad, en calidad de visitante formal.
Creo que pronto vamos a tener que volver a salir en las noticias… pero en lugar de salir por nuestros méritos como investigadores, vamos a salir por nuestra colección particular. XD Y no me cabe la menor duda de que Ashnoor es coleccionista. O eso, o también tiene contactos que le ayudan a encontrar lo que quiera.
y si le preguntamos al perro? jajaja
¿no habemos camaras aqui verdad? podriamos revisarlas… aun asi… que mas da! lo importante es que ya tenemos la revista!!!!!!!!!!! viva el almacen!!!!